jueves, 28 de mayo de 2009

fotos de personajes de fábulas en Disney


Ese era el final de un espectáculo , que pasaban los personajes , están lo enanitos , qué lindo vieron? buen y un par más de personajes, hay me re emocioné que sé usar esto otro 10 porfavor GRACIAS


Ese es el rey león bebé....




(¿?)


esta monita es de tarzan tiene algo que ver? no sé pero me encaaaaantaa!


esa foto es de un arbusto que me gustó y le saqué una foto jaja , es Blancanieves vieron? re lindaaa(aprendí a usarlo 10 PARA EUGE RAMOS GRACIAS.)

martes, 26 de mayo de 2009

Video para disfrutar y charlar en clase

¿Qué cambios notan con respecto a la fábula original? Ya pueden ir respondiendo en los comentarios.

"Caperucita roja" de Triunfo Arciniegas

Ese día encontré en el bosque la flor más linda de mi vida. Yo, que siempre he sido de buenos sentimientos y terrible admirador de la belleza, no me creí digno de ella y busqué a alguien para ofrecérsela. Fui por aquí, fui por allá, hasta que tropecé con la niña que le decían Caperucita Roja. La conocía pero nunca había tenido la ocasión de acercarme. La había visto pasar hacia la escuela con sus compañeros desde finales de abril. Tan locos, tan traviesos, siempre en una nube de polvo, nunca se detuvieron a conversar conmigo, ni siquiera me hicieron un adiós con la mano. Qué niña más graciosa. Se dejaba caer las medias a los tobillos y una mariposa ataba su cola de caballo. Me quedaba oyendo su risa entre los árboles. Le escribí una carta y la encontré sin abrir días después, cubierta de polvo, en el mismo árbol y atravesada por el mismo alfiler. Una vez vi que le tiraba la cola a un perro para divertirse. En otra ocasión apedreaba los murciélagos del campanario. La última vez llevaba de la oreja un conejo gris que nadie volvió a ver.

Detuve la bicicleta y desmonté. La saludé con respeto y alegría. Ella hizo con el chicle un globo tan grande como el mundo, lo estalló con la uña y se lo comió todo. Me rasqué detrás de la oreja, pateé una piedrecita, respiré profundo, siempre con la flor escondida. Caperucita me miró de arriba abajo y respondió a mi saludo sin dejar de masticar.

—¿Qué se te ofrece? ¿Eres el lobo feroz?

Me quedé mudo. Sí era el lobo pero no feroz. Y sólo pretendía regalarle una flor recién cortada. Se la mostré de súbito, como por arte de magia. No esperaba que me aplaudiera como a los magos que sacan conejos del sombrero, pero tampoco ese gesto de fastidio. Titubeando, le dije:

—Quiero regalarte una flor, niña linda.
—¿Esa flor? No veo por qué.
—Está llena de belleza —dije, lleno de emoción.
—No veo la belleza —dijo Caperucita—. Es una flor como cualquier otra. S
acó el chicle y lo estiró. Luego lo volvió una pelotita y lo regresó a la boca. Se fue sin despedirse. Me sentí herido, profundamente herido por su desprecio. Tanto, que se me soltaron las lágrimas. Subí a la bicicleta y le di alcance.
—Mira mi reguero de lágrimas.
—¿Te caíste? —dijo—. Corre a un hospital.
—No me caí.
—Así parece porque no te veo las heridas.
—Las heridas están en mi corazón —dije.
—Eres un imbécil.

Escupió el chicle con la violencia de una bala.

Volvió a alejarse sin despedirse.

Sentí que el polvo era mi pecho, traspasado por la bala de chicle, y el río de la sangre se estiraba hasta alcanzar una niña que ya no se veía por ninguna parte. No tuve valor para subir a la bicicleta. Me quedé toda la tarde sentado en la pena. Sin darme cuenta, uno tras otro, le arranqué los pétalos a la flor. Me arrimé al campanario abandonado pero no encontré consuelo entre los murciélagos, que se alejaron al anochecer. Atrapé una pulga en mi barriga, la destripé con rabia y esparcí al viento los pedazos. Empujando la bicicleta, con el peso del desprecio en los huesos y el corazón más desmigajado que una hoja seca pisoteada por cien caballos, fui hasta el pueblo y me tomé unas cervezas. “Bonito disfraz”, me dijeron unos borrachos, y quisieron probárselo. Esa noche había fuegos artificiales. Todos estaban de fiesta. Vi a Caperucita con sus padres debajo del samán del parque. Se comía un inmenso helado de chocolate y era descaradamente feliz. Me alejé como alma que lleva el diablo.

Volví a ver a Caperucita unos días después en el camino del bosque.
—¿Vas a la escuela? —le pregunté, y en seguida me di cuenta de que nadie asiste a clases con sandalias plateadas, blusa ombliguera y faldita de juguete.
—Estoy de vacaciones —dijo—. ¿O te parece que éste es el uniforme?
El viento vino de lejos y se anidó en su ombligo.
—¿Y qué llevas en el canasto?
—Un rico pastel para mi abuelita. ¿Quieres probar?

Casi me desmayo de la emoción. Caperucita me ofrecía su pastel. ¿Qué debía hacer? ¿Aceptar o decirle que acababa de almorzar? Si aceptaba pasaría por ansioso y maleducado: era un pastel para la abuela. Pero si rechazaba la invitación, heriría a Caperucita y jamás volvería a dirigirme la palabra. Me parecía tan amable, tan bella. Dije que sí.

—Corta un pedazo.

Me prestó su navaja y con gran cuidado aparté una tajada. La comí con delicadeza, con educación. Quería hacerle ver que tenía maneras refinadas, que no era un lobo cualquiera. El pastel no estaba muy sabroso, pero no se lo dije para no ofenderla. Tan pronto terminé sentí algo raro en el estómago, como una punzada que subía y se transformaba en ardor en el corazón.

—Es un experimento —dijo Caperucita—. Lo llevaba para probarlo con mi abuelita pero tú apareciste primero. Avísame si te mueres.

Y me dejó tirado en el camino, quejándome.

Así era ella, Caperucita Roja, tan bella y tan perversa. Casi no le perdono su travesura. Demoré mucho para perdonarla: tres días. Volví al camino del bosque y juro que se alegró de verme.

—La receta funciona —dijo—. Voy a venderla.

Y con toda generosidad me contó el secreto: polvo de huesos de murciélago y picos de golondrina. Y algunas hierbas cuyo nombre desconocía. Lo demás todo el mundo lo sabe: mantequilla, harina, huevos y azúcar en las debidas proporciones. Dijo también que la acompañara a casa de su abuelita porque necesitaba de mí un favor muy especial. Batí la cola todo el camino. El corazón me sonaba como una locomotora. Ante la extrañeza de Caperucita, expliqué que estaba en tratamiento para que me instalaran un silenciador. Corrimos. El sudor inundó su ombligo, redondito y profundo, la perfección del universo. Tan pronto llegamos a la casa y pulsó el timbre, me dijo:

—Cómete a la abuela.

Abrí tamaños ojos.

—Vamos, hazlo ahora que tienes la oportunidad.

No podía creerlo. Le pregunté por qué.

—Es una abuela rica —explicó—. Y tengo afán de heredar.

No tuve otra salida. Todo el mundo sabe eso. Pero quiero que se sepa que lo hice por amor. Caperucita dijo que fue por hambre. La policía se lo creyó y anda detrás de mí para abrirme la barriga, sacarme a la abuela, llenarme de piedras y arrojarme al río, y que nunca se vuelva a saber de mí.

Quiero aclarar otros asuntos ahora que tengo su atención, señores.

Caperucita dijo que me pusiera las ropas de su abuela y lo hice sin pensar. No veía muy bien con esos anteojos. La niña me llevó de la mano al bosque para jugar y allí se me escapó y empezó a pedir auxilio. Por eso me vieron vestido de abuela. No quería comerme a Caperucita, como ella gritaba. Tampoco me gusta vestirme de mujer, mis debilidades no llegan hasta allá. Siempre estoy vestido de lobo.

Es su palabra contra la mía. ¿Y quién no le cree a Caperucita? Sólo soy el lobo de la historia. Aparte de la policía, señores, nadie quiere saber de mí.

Ni siquiera Caperucita Roja. Ahora más que nunca soy el lobo del bosque, solitario y perdido, envenenado por la flor del desprecio. Nunca le conté a Caperucita la indigestión de una semana que me produjo su abuela. Nunca tendré otra oportunidad. Ahora es una niña muy rica, siempre va en moto o en auto, y es difícil alcanzarla en mi destartalada bicicleta. Es difícil, inútil y peligroso. El otro día dijo que si la seguía molestando haría conmigo un abrigo de piel de lobo y me enseñó el resplandor de la navaja. Me da miedo. La creo muy capaz de cumplir su promesa.

"Caperucita roja" versión de los hermanos Grimm



Érase una vez una pequeña y dulce coquetuela, a la que todo el mundo quería, con sólo verla una vez; pero quien más la quería era su abuela, que ya no sabía ni qué regalarle. En cierta ocasión le regaló una caperuza de terciopelo rojo, y como le sentaba tan bien y la niña no quería ponerse otra cosa, todos la llamaron de ahí en adelante Caperucita Roja.
Un buen día la madre le dijo :
- Mira Caperucita Roja, aquí tienes un trozo de torta y una botella de vino para llevar a la abuela, pues está enferma y débil, y esto la reanimará. Arréglate antes de que empiece el calor, y cuando te marches, anda con cuidado y no te apartes del camino: no vaya a ser que te caigas, se rompa la botella y la abuela se quede sin nada. Y cuando llegues a su casa, no te olvides de darle los buenos días, y no te pongas a hurguetear por cada rincón.
- Lo haré todo muy bien, seguro - asintió Caperucita Roja, besando a su madre.
La abuela vivía lejos, en el bosque, a media hora de la aldea. Cuando Caperucita Roja llegó al bosque, salió a su encuentro el lobo, pero la niña no sabía qué clase de fiera maligna era y no se asustó.
- ¡Buenos días, Caperucita Roja! - la saludó el lobo.
- ¡Buenos días, lobo!
- ¿A dónde vas tan temprano, Caperucita Roja? -dijo el lobo.
- A ver a la abuela.
- ¿Qué llevas en tu canastillo?
- Torta y vino; ayer estuvimos haciendo pasteles en el horno; la abuela está enferma y débil y necesita algo bueno para fortalecerse.
- Dime, Caperucita Roja, ¿dónde vive tu abuela?
- Hay que caminar todavía un buen cuarto de hora por el bosque; su casa se encuentra bajo las tres grandes encinas; están también los avellanos; pero eso, ya lo sabrás -dijo Caperucita Roja.
El lobo pensó: "Esta joven y delicada cosita será un suculento bocado, y mucho más apetitoso que la vieja. Has de comportarte con astucia si quieres atrapar y tragar a las dos". Entonces acompañó un rato a la niña y luego le dijo :
- Caperucita Roja, mira esas hermosas flores que te rodean; sí, pues, ¿por qué no miras a tu alrededor?; me parece que no estás escuchando el melodioso canto de los pajarillos, ¿no es verdad? Andas ensimismada como si fueras a la escuela, ¡y es tan divertido corretear por el bosque!
Caperucita Roja abrió mucho los ojos, y al ver cómo los rayos del sol danzaban, por aquí y por allá, a través de los árboles, y cuántas preciosas flores había, pensó: "Si llevo a la abuela un ramo de flores frescas se alegrará; y como es tan temprano llegaré a tiempo". Y apartándose del camino se adentró en el bosque en busca de flores. Y en cuanto había cortado una, pensaba que más allá habría otra más bonita y, buscándola, se internaba cada vez más en el bosque. Pero el lobo se marchó directamente a casa de la abuela y golpeó a la puerta.
- ¿Quién es?
- Soy Caperucita Roja, que te trae torta y vino; ábreme.
- No tienes más que girar el picaporte - gritó la abuela-; yo estoy muy débil y no puedo levantarme.
El lobo giró el picaporte, la puerta se abrió de par en par, y sin pronunciar una sola palabra, fue derecho a la cama donde yacía la abuela y se la tragó. Entonces, se puso las ropas de la abuela, se colocó la gorra de dormir de la abuela, cerró las cortinas, y se metió en la cama de la abuela.
Caperucita Roja se había dedicado entretanto a buscar flores, y cogió tantas que ya no podía llevar ni una más; entonces se acordó de nuevo de la abuela y se encaminó a su casa. Se asombró al encontrar la puerta abierta y, al entrar en el cuarto, todo le pareció tan extraño que pensó: ¡Oh, Dios mío, qué miedo siento hoy y cuánto me alegraba siempre que veía a la abuela!". Y dijo :
- Buenos días, abuela.
Pero no obtuvo respuesta. Entonces se acercó a la cama, y volvió a abrir las cortinas; allí yacía la abuela, con la gorra de dormir bien calada en la cabeza, y un aspecto extraño.
- Oh, abuela, ¡qué orejas tan grandes tienes!
- Para así, poder oírte mejor.
- Oh, abuela, ¡qué ojos tan grandes tienes!
- Para así, poder verte mejor.
- Oh, abuela, ¡qué manos tan grandes tienes!
- Para así, poder cogerte mejor.
- Oh, abuela, ¡qué boca tan grandes y tan horrible tienes!
- Para comerte mejor.
No había terminado de decir esto el lobo, cuando saltó fuera de la cama y devoró a la pobre Caperucita Roja.
Cuando el lobo hubo saciado su voraz apetito, se metió de nuevo en la cama y comenzó a dar sonoros ronquidos. Acertó a pasar el cazador por delante de la casa, y pensó: "¡Cómo ronca la anciana!; debo entrar a mirar, no vaya a ser que le pase algo". Entonces, entró a la alcoba, y al acercarse a la cama, vio tumbado en ella al lobo.
- Mira dónde vengo a encontrarte, viejo pecador! – dijo -; hace tiempo que te busco.
Entonces le apuntó con su escopeta, pero de pronto se le ocurrió que el lobo podía haberse comido a la anciana y que tal vez podría salvarla todavía. Así es que no disparó sino que cogió unas tijeras y comenzó a abrir la barriga del lobo. Al dar un par de cortes, vio relucir la roja caperuza; dio otros cortes más y saltó la niña diciendo :
- ¡Ay, qué susto he pasado, qué oscuro estaba en el vientre del lobo!
Y después salió la vieja abuela, también viva aunque casi sin respiración. Caperucita Roja trajo inmediatamente grandes piedras y llenó la barriga del lobo con ellas. Y cuando el lobo despertó, quiso dar un salto y salir corriendo, pero el peso de las piedras le hizo caer, se estrelló contra el suelo y se mató.Los tres estaban contentos. El cazador le arrancó la piel al lobo y se la llevó a casa. La abuela se comió la torta y se bebió el vino que Caperucita Roja había traído y Caperucita Roja pensó: "Nunca más me apartaré del camino y adentraré en el bosque cuando mi madre me lo haya pedido."

domingo, 17 de mayo de 2009

"Trabajo práctico de lengua"






1) Los griegos eran politeístas. Creían que el destino de los hombres era gobernado por una multitud de dioses que vivían en el monte olimpo, por eso se llaman "los olímpicos".
2) Según la cosmogonía griega, en el principio de todas las cosas, la madre tierra, Gea, emergió del Caos inicial y de ella surgió Urano, el cielo.
3) Nacieron los gigantes de cien brazos, raza de los poderoso titanes y los ciclones.
4) Estos últimos se rebelaron contra Urano.
5) Por esta causa fueron encerrados en "Tártaro", el lugar más profundo de los infiernos.
6) Gea, al estar ofendida incitó al joven de los titanes, cuyo nombre era "Cronos", el tiempo.
7) Cronos se apoderó del universo, y gobernó junto a Rea, otra titánida.
8) De la sangre deUrano, el titán vencida, que cayó al mar, nació Afrodita, la diosa del amor y la belleza.
9) Cronos devora cada año al hijo que tenía con Rea para impedir que se cumpliera la predicción.
10) Rea, furiosa, escondió a Zeus, su sexto hijo, y engañó al titán, dándole una roca con forma de niño.
11) Con la ayuda de su madre logró acercarse a Cronos y lo convenció para que ingiriera una bebida a la cual le había agregado una pócima que hizo vomitar a sus hermanos vivos: Hestia, Démeter, Herea, Hades y Poseidón.
12) Guardó para sí el cielo, le dio a Poseidón las aguas y a Hades , el dominio de los muertos, que estaba debajo de la tierra.
realizado por: Melisa Cueto y Maj Tello.






Inventar un héroe-heroína, dios-diosa:

heroína:
se llama Ágata, es alta rubia, con una vestimenta muy particular, (muy elegante: vestidos caros, zapatos altos y muy finos, alhajas con diferentes tipos de piedras preciosas). Ella era reconocida por el mundo, como la "MUJER MÁS ELEGANTE", por ello se creía única.
Era la hija de Claribel, "DIOSA DE LA MUERTE" tenía un carácter muy particular, Ágata era fría y mala, y la madre no podía ver a la gente o familia feliz, síntesis: eran tal para cual. Así terminaron de dominar a la gente, crear un mundo melancólico, donde no existía felicidad, ni buenas noticias. Era su mundo, "OSCUROLANDIA".
diosa:
Se llama Claribel, y es la madre de Ágata. Ella es la "DIOSA DE LA MUERTE". Se caracteriza por poseer vestidos de alta costura, mucho maquillaje de colores oscuros, una corona particular con muchos diamantes.
Como era la diosa de la diosa de la muerte, no podía ver a las familias felices, porque debía destruir esa felicidad, para lograr su objetivo. Ella tenía un anillo muy particular que atraía la lluvia. Por medio de eso ella se desvanecía, y así podía lograr su objetivo.

realizado por: Melisa Cueto, Ailén Olgiati y Majo Tello.

sábado, 16 de mayo de 2009

¡Hacemos historietas!

Luego de leer los apartados “La religión griega” y “Los dioses olímpicos” en Mitos clasificados 1, hicimos historietas que explicaran nuestras lecturas. Después de algunas correcciones, las escaneamos y las subimos al blog.

viernes, 15 de mayo de 2009

El zorro Cavenaghi

Hoy, después de repasar los temas para el próximo examen, nos tomamos diez minutitos de descanso y fuimos diciendo una palabra cada alumno para construir un cuento. No lo terminamos pero a continuación podrán leer hasta donde llegamos:

El zorro hizo una mezcla llamada ongoisongois a la putanesca. Está re loco como un árbol, pero se sentía afectado por su cabeza.
Cabeza, cabeceame, cabezón, Cavenaghi.

jueves, 14 de mayo de 2009

Mito inventado... Orígenes de Carlos Santana


Apolo, dios de la música, tuvo un hijo con una mortal llamada Ariana al que llamaron Carlos. Como Ariana no podía cuidar de él lo dio en adopción a la familia Santana, que desde muy chico al saber que era hijo del gran Apolo, le regalaron un guitarra, que tocaba todos los días sin descanso porque tenía una meta: hacerle honor a su padre y ser uno de los mejores guitarristas de toda la historia.
Carlos viajaba a todos lados con su guitarra. Viajaba y conocía gente nueva todos los días a los que le mostraba su habilidad con el instrumento. A la edad de 20 años ya era conocido en toda América, pero sabía que necesitaba más reconocimiento para ser un héroe, por esa razón le pidió ayuda a "Famia" diosa de la fama. Ella lo ayudó a obtener esa fama tan codiciada, y terminó siendo un gran héroe, conocido en todo el mundo y admirado por jóvenes guitarristas.



Escrito por Fer Grippo
Dibujo de el dios de la música
hecho por el Oso

jueves, 7 de mayo de 2009

lo logre!

Logre entrar a esto, cuando me devuelva el cuento qe le entrege hoy lo subo.
L.E.P

La Lucha Sagrada

Inventen un héroe o heroína: pensar de qué dios/a puede ser hijo/a , cómo fue su nacimiento, cuáles son sus características.

La Lucha Sagrada.
Istiludies , hija de Poseidón y la mortal Ludmila. Nació en Tebas. Una noche de luna llena, en el monte de Citerón.
A los 20 años, surgió una lucha sagrada, la cual Tebas nunca había podido ganar.
Llegaba la hora, Istiludies se preparaba para la lucha.
EL contrincante se llamaba Leotauro, el cual era una bestia impactante, tenía cabeza de toro, el torso era de hombre, con un ombligo espantosamente salido para afuera, y las patas de león.
Istiludies al verlo tuvo un importante escalofrío por todo su cuerpo, pero nunca perdió su confianza.
Era el momento de empezar la lucha, ya preparados los dos se dio el comienzo.
La lucha empezó con unas fuertes miradas, el leotauro comenzó dominando la lucha, hasta que Istiludies le arrrojó una fuerte patada en su ombligo, el cual se metió para adentro, y fue nada más ni nada menos, que la causa por la cual el leotauro cayó derrotado al piso. La lucha victoriosamente la ganó Istiluides, la cual se convirtió en heroína por haber derrotado a la gran bestia que nadie había podido derrotar.
Hoy podemos decir que Istiludies es una heroína.
Integrantes: Julián Bruzzo y Daniela Cecati.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Mitología




Durante el primer trimestre leímos adaptaciones de mitos que figuran en el libro Mitos clasificados 1 de editorial Cántaro. Analizamos los mitos de Filemón y Baucis, Teseo y Ariadna, Paris y Helena y, por último, el mito de Edipo. Después de haber trabajado sobre la figura de los héroes y dioses, nos propusimos inventar nuestros propios personajes y mitos. Si clickean en las etiquetas mitos o escrituras podrán leerlos.



sábado, 2 de mayo de 2009

querida nilda:

Te escribía para decirte que te extraño mucho y que esta distancia me duele. Entiendo el problema que está viviendo tu país. He pensado en volver, ya que en el país que habito, los problemas económicos se están solucionando.
No puedo creer que este jodido dólar, que está subiendo casa día más, nos impida vernos. Siempre con un problema diferente, un día el dólar, otro los paros de transporte, las huelgas del campo, e infinitas cosas más.
Me encantaría redactar un carta que llegara al gobierno y poder solucionar todos estos problemas.